jueves, 15 de octubre de 2009
LO REPRESENTADO Y LA REPRESENTACIÓN
miércoles, 16 de septiembre de 2009
¿Qué es lo mas real en mi vida?
Lo primero que se me ocurre son mis creencias y en ello incluyo la religión y seguidamente a Dios. Ya de antemano he anulado la veracidad que puede tener la religión católica en la que me eduqué y sólo me queda la idea de Dios. Crecí con ella y creo en esa idea. Mi Dios no es cristiano ni judío o hindú. Para mi es una Fuerza Sobrenatural, una Inteligencia Divina y Universal que está en todo. Creo en eso y sin embargo acepto que puede ser falso, talvez para los demás. Y si Dios es una idea en mi que puede ser falsa (aunque por ahora como es solo una posibilidad, no hace que yo deje de creer en ello) quizás otras de mis ideas también sean falsas, aunque esta probabilidad sólo la acepto para aquellas que formé por medio de reflexiones resultado de observaciones y algunas experiencias. Es más real para mi lo que he recibido por los sentidos y que no ha sido procesado constantemente por reflexiones pues ahí puedo empezar a equivocarme y a darle connotaciones falsas a lo vivido.
Por lo tanto me queda que lo real en mi vida es lo que tiene más de mí, excepto mi opinión o perspectiva. Me explico: Es real todo lo que pueda ser percibido por cada uno de mis sentidos o por lo menos con algunos y además que pueda ser utilizado o que me permita relacionarme con eso de acuerdo a lo que mis sentidos y mis conocimientos me dicen. Es real todo lo que también me provoque emociones y sentimientos y por cuarto y último, todo lo aquello que he percibido o sentido, que he usado o con lo que me he relacionado, varias veces o por mucho tiempo, de tal manera que me halla permitido conocerlo mas y estar más seguro de su realidad o falsedad. Entre más conozca y sepa sobre algo o alguien más real es.
Por ejemplo: He visto a mi hermana, y la he sentido con el tacto e incluso he percibido su olor, además siento que la quiero. Eso ocurre con toda mi familia o con mi novio. Para mi ellos son reales. Pero si pienso en si mi hermana es buena o mala y me muevo en reflexiones de lo vivido y lo que he visto, talvez la conclusión a la que llegue sea falsa. Otro ejemplo: Una cama: Creo que es real porque la toco, la veo, etc. Y además por lo que sé y lo que concluyo al ver la cama, esta es para acostarse o dormir. Para eso la uso y así funciona, por eso para mí es real. Si yo la viera y la oliera, pero al intentar recostarme en ella cayera al piso, entendería que es falsa.
miércoles, 9 de septiembre de 2009
SOBRE “APARIENCIA Y REALIDAD"
lunes, 31 de agosto de 2009
UNA ANÉCDOTA PERSONAL
Hace unos días estaba hablando con un primito de 7 años que es bastante inquieto y curioso, hace preguntas increíbles y es muy inteligente para su edad. Este fue el diálogo que tuve con él:
-¿Tu vas a vivir aquí en Bogotá?
Me preguntó y yo asentí.
-¿Por qué?
-Por la universidad, vine a estudiar aquí- Le dije.
-¿y qué estás estudiando?
-Filosofía.
-¿Filosofía? ¿Y qué es eso?
En ese momento me quedé callada pensando cómo podría explicárselo a él, empezando porque tampoco soy maestra como para ser experta en el tema. Después de un momento y de dudar mucho resolví decirle:
-Mira, resulta que hace muchísimos años las personas no sabían todo lo que sabemos hoy. Y ellos veían el cielo, la lluvia y no sabían que era. Y se veían entre ellos y se preguntaban de donde habían venido o qué era el lugar en que vivían… -En el momento era consciente de que la explicación era complicada pero no encontraba más palabras- Entonces, como no tenían como averiguar nada, se empezaron a inventar todo, podían decir por ejemplo que nosotros somos hechos de fuego o de tierra. Y hubo muchas personas que decían cosas diferentes, entonces lo que yo estudio es todo lo que dijeron y lo que pensaron muchas personas durante muchos años.
El inmediatamente reaccionó y me di cuenta de que se le hacía raro y me dijo:
- ¡Pero eran muy bobos! ¿No sabían que vivimos en La Tierra?
Le dije que no porque lo que él sabe ahora lo descubrió alguien hace poquitos años después de las personas que le había acabado de contar.
-Ahh pero entonces yo puedo también puedo inventarme cosas…
-Sí, pero la diferencia es que tú ya sabes dónde vives y a ti en el colegio te van a enseñar de donde vinimos. Y te van a contar todo lo que la gente no sabía antes porque con la tecnología hemos descubierto muchas cosas.
Soy consciente de que él sabe lo que es la tecnología pero lo que descubrí ese día y lo que he venido notando es que mi primo creció en un mundo diferente al mío aunque no nos llevemos tantos años y totalmente diferente al de sus papás y para él es muy difícil concebir el mundo de otra manera, por lo menos a su edad. Prueba de ello es que una vez le tomé una foto con una cámara que aún conservo y que es de rollo, no digital. Después de que vio el flash se fue corriendo hacia mí y me dijo:–Déjame ver como quedé. Y obviamente estas cámaras no tienen pantalla (No se sabe cómo queda la foto hasta verla revelada). Yo le dije esto y él no entendía por qué.
En nuestra conversación sobre la Filosofía, el no pudo comprender como alguien no sabía algo que para él es tan claro y tan obvio.
Supe luego que quedó con alguna idea de lo que le había explicado y se sentía orgulloso por su nuevo conocimiento, pero yo quedé con el siguiente interrogante: Después de que nos hayan enseñado y de que conozcamos muchas de las explicaciones sobre los fenómenos naturales, sobre nuestra existencia, sobre la sociedad, sobre lo correcto e incorrecto, etc. ¿Qué tantas posibilidades nos quedan de decir o “inventar” cosas nuevas? ¿Qué tanto no se ha dicho? ¿De qué pueden hablar los filósofos actuales?
PREGUNTAR DE MÁS
Existen muchas razones por las que alguien solicita información: Sobre la vida de otros, sobre últimos acontecimientos, estado del tiempo, indicaciones de trámites, etc. Generalmente nos inquieta lo que nos sirve. Los interrogantes se usan para obtener conocimientos, aclarar ideas y ampliar saberes pero no nos educan para cuestionar ni estamos disponibles o preparados para resolver las dudas de los demás; entonces qué pasa cuando de repente empezamos a utilizar el ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?, y lo hacemos repetidamente en una conversación. Si somos quienes las formulamos obtendremos la misma reacción que probablemente daríamos al estar en el lado contrario. Por ejemplo: Si alguien te cuenta que su tía encontró una nueva receta de tártara, que la hizo el domingo pasado y tu preguntas ¿Qué llevaba?, tal vez piense que te gustaría prepararla también y si lo sabe, te dará los ingredientes. Pero si preguntas ¿Por qué hizo la tártara? Puede responder: -Porque le gusta, y si dices: ¿Por qué le gusta? Estarás preguntando más de lo normal. Seguramente esa persona, como todos, tiene un límite. En algún punto de la conversación se cansará, creerá que te estás burlando, que haces preguntas extrañas, que te interesa lo que no debería o que es un juego.
Es una costumbre “fingir prudencia” o tener una actitud de “hay cosas que no me importan” y es común que suframos de impaciencia y pereza ante las formas de dar y obtener explicaciones.
Seria agradable que cambiáramos de percepción. El interés no siempre es chisme, ninguna información es totalmente inservible, no existe verdades absolutas y contribuir a aclarar las inquietudes ajenas no nos quita tanto tiempo.