jueves, 15 de octubre de 2009

LO REPRESENTADO Y LA REPRESENTACIÓN

DISTINCIÓN: RELACIÓN CAUSA Y EFECTO

Lo que origina y lo originado


Una representación simula, substituye, simboliza o hace las veces de algo, ese algo es “lo representado” y en mi criterio no puede existir representación sin lo representado. Éste da origen a la representación de él, pero el “objeto representado” sólo adquiere ese nombre cuando ya tiene una representación. Lo representado es la causa y el efecto es la representación.

Los objetos materiales a nuestro alrededor que fueron creados por el hombre, en general son representaciones de una idea, pues la mayoría de ellas existieron primero en la mente humana; digo la mayoría porque algunas cosas surgieron accidentalmente en las manos de alguien que no planeaba tener ese resultado, aquí dicho objeto no es más que eso hasta que de origen a una representación de él, convirtiéndose en lo representado. En el  caso de la naturaleza, me es imposible decir con certeza que es una representación de una idea anterior a su creación pues estaría hablando de Dios. Puede que haya sido así pero también que todo sea un resultado accidental.

Para distinguir entre representación y representado, es importante pensar quién o qué dio origen a quién o a qué. Si tenemos un árbol y el dibujo del mismo árbol, sabemos que la representación es el dibujo pues se basó en el árbol original. Si el dibujo fuera el de un árbol inventado que pudiera no existir, igual seria la representación de una idea de árbol de quien lo dibujó.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

¿Qué es lo mas real en mi vida?

Para decir qué es lo más real debo descartar primero lo falso. Empiezo por responder entonces a la pregunta ¿Qué es falso en mi vida?: Realmente no tengo respuestas definitivas, si no estoy segura de si algo es falso o verdadero (o real), por el momento no daré ninguna afirmación final. Sólo expresaré lo que PODRÍA ser falso sin que pueda asegurarlo totalmente.




Lo primero que se me ocurre son mis creencias y en ello incluyo la religión y seguidamente a Dios. Ya de antemano he anulado la veracidad que puede tener la religión católica en la que me eduqué y sólo me queda la idea de Dios. Crecí con ella y creo en esa idea. Mi Dios no es cristiano ni judío o hindú. Para mi es una Fuerza Sobrenatural, una Inteligencia Divina y Universal que está en todo. Creo en eso y sin embargo acepto que puede ser falso, talvez para los demás. Y si Dios es una idea en mi que puede ser falsa (aunque por ahora como es solo una posibilidad, no hace que yo deje de creer en ello) quizás otras de mis ideas también sean falsas, aunque esta probabilidad sólo la acepto para aquellas que formé por medio de reflexiones resultado de observaciones y algunas experiencias. Es más real para mi lo que he recibido por los sentidos y que no ha sido procesado constantemente por reflexiones pues ahí puedo empezar a equivocarme y a darle connotaciones falsas a lo vivido.
Por lo tanto me queda que lo real en mi vida es lo que tiene más de mí, excepto mi opinión o perspectiva. Me explico: Es real todo lo que pueda ser percibido por cada uno de mis sentidos o por lo menos con algunos y además que pueda ser utilizado o que me permita relacionarme con eso de acuerdo a lo que mis sentidos y mis conocimientos me dicen. Es real todo lo que también me provoque emociones y sentimientos y por cuarto y último, todo lo aquello que he percibido o sentido, que he usado o con lo que me he relacionado, varias veces o por mucho tiempo, de tal manera que me halla permitido conocerlo mas y estar más seguro de su realidad o falsedad. Entre más conozca y sepa sobre algo o alguien más real es.



Por ejemplo: He visto a mi hermana, y la he sentido con el tacto e incluso he percibido su olor, además siento que la quiero. Eso ocurre con toda mi familia o con mi novio. Para mi ellos son reales. Pero si pienso en si mi hermana es buena o mala y me muevo en reflexiones de lo vivido y lo que he visto, talvez la conclusión a la que llegue sea falsa. Otro ejemplo: Una cama: Creo que es real porque la toco, la veo, etc. Y además por lo que sé y lo que concluyo al ver la cama, esta es para acostarse o dormir. Para eso la uso y así funciona, por eso para mí es real. Si yo la viera y la oliera, pero al intentar recostarme en ella cayera al piso, entendería que es falsa.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

SOBRE “APARIENCIA Y REALIDAD"

SOBRE “APARIENCIA Y REALIDAD”
De Bertrand Russell en “Los problemas de la Filosofía”
Cómo empieza a desarrollar su argumento y llega a dos preguntas fundamentales.
El ensayo “Apariencia y Realidad” de Bertrand Russell se puede clasificar dentro del movimiento del Neopositivismo donde el conocimiento sobre la realidad se da tan sólo en el pensar cotidiano o específicamente  científico.
Russell utiliza los sentidos y la percepción que tenemos de las cosas materiales como herramientas para responder a su pregunta: ¿Hay en el mundo algún conocimiento tan cierto que ningún hombre razonable pueda dudar de él? Y como objeto de estudio usa una mesa y todas las sensaciones que nos transmite. Según Russell: “es natural empezar por nuestras experiencias  presentes” aunque tenga muchas posibilidades de error.
La primer cualidad específica de la mesa que es nombrada es su color: Ésta se observa de un solo color completamente pese a que tenga reflejos de luz que cambian de lugar según donde se sitúe el observador. Con el ejemplo de un pintor se entiende que esta apariencia es fundamental para él si fuera a ilustrarla, aunque la mesa “realmente” no tenga tales tonalidades y ésta es la distinción  de Russell para apariencia y realidad: “entre lo que las cosas parecen ser y lo que en realidad son”. El color depende de la luz del ambiente y del espectador, “no es algo inherente a la mesa” por lo que se asegura que no tiene ningún color particular.
Éste análisis  continúa con cada una de las cualidades del objeto pasando por el material del que está hecho y su forma, con lo que se deduce finalmente que las descripciones que obtenemos cambian según  la perspectiva, por lo que no es posible confiar ni asegurar nada que sea sugerido por los sentidos ya que estos  nos dan una idea de la “apariencia” de la mesa y lo que buscamos es la “realidad”.
La conclusión de Russell  es la siguiente:
“La mesa real, si es que existe, no es, en absoluto inmediatamente conocida, sino que debe ser inferida de lo que nos es inmediatamente conocido”. Con esto la cuestión termina con 2 preguntas fundamentales que son seguidamente desarrolladas: “1-¿Existe en efecto una mesa real?; 2- En caso afirmativo ¿Qué clase de objeto puede ser?”

lunes, 31 de agosto de 2009

UNA ANÉCDOTA PERSONAL

Hace unos días estaba hablando con un primito de 7 años que es bastante inquieto y curioso, hace preguntas increíbles y es muy inteligente para su edad. Este fue el diálogo que tuve con él:

-¿Tu vas a vivir aquí en Bogotá?

Me preguntó y yo asentí.

-¿Por qué?

-Por la universidad, vine a estudiar aquí- Le dije.

-¿y qué estás estudiando?

-Filosofía.

-¿Filosofía? ¿Y qué es eso?

En ese momento me quedé callada pensando cómo podría explicárselo a él, empezando porque tampoco soy maestra como para ser experta en el tema. Después de un momento y de dudar mucho resolví decirle:

-Mira, resulta que hace muchísimos años las personas no sabían todo lo que sabemos hoy. Y ellos veían el cielo, la lluvia y no sabían que era. Y se veían entre ellos y se preguntaban de donde habían venido o qué era el lugar en que vivían… -En el momento era consciente de que la explicación era complicada pero no encontraba más palabras- Entonces, como no tenían como averiguar nada, se empezaron a inventar todo, podían decir por ejemplo que nosotros somos hechos de fuego o de tierra. Y hubo muchas personas que decían cosas diferentes, entonces lo que yo estudio es todo lo que dijeron y lo que pensaron muchas personas durante muchos años.

El inmediatamente reaccionó y me di cuenta de que se le hacía raro y me dijo:

- ¡Pero eran muy bobos! ¿No sabían que vivimos en La Tierra?

Le dije que no porque lo que él sabe ahora lo descubrió alguien hace poquitos años después de las personas que le había acabado de contar.

-Ahh pero entonces yo puedo también puedo inventarme cosas…

-Sí, pero la diferencia es que tú ya sabes dónde vives y a ti en el colegio te van a enseñar de donde vinimos. Y te van a contar todo lo que la gente no sabía antes porque con la tecnología hemos descubierto muchas cosas.

Soy consciente de que él sabe lo que es la tecnología pero lo que descubrí ese día y lo que he venido notando es que mi primo creció en un mundo diferente al mío aunque no nos llevemos tantos años y totalmente diferente al de sus papás y para él es muy difícil concebir el mundo de otra manera, por lo menos a su edad. Prueba de ello es que una vez le tomé una foto con una cámara que aún conservo y que es de rollo, no digital. Después de que vio el flash se fue corriendo hacia mí y me dijo:–Déjame ver como quedé. Y obviamente estas cámaras no tienen pantalla (No se sabe cómo queda la foto hasta verla revelada). Yo le dije esto y él no entendía por qué.

En nuestra conversación sobre la Filosofía, el no pudo comprender como alguien no sabía algo que para él es tan claro y tan obvio.

Supe luego que quedó con alguna idea de lo que le había explicado y se sentía orgulloso por su nuevo conocimiento, pero yo quedé con el siguiente interrogante: Después de que nos hayan enseñado y de que conozcamos muchas de las explicaciones sobre los fenómenos naturales, sobre nuestra existencia, sobre la sociedad, sobre lo correcto e incorrecto, etc. ¿Qué tantas posibilidades nos quedan de decir o “inventar” cosas nuevas? ¿Qué tanto no se ha dicho? ¿De qué pueden hablar los filósofos actuales?

PREGUNTAR DE MÁS

Existen muchas razones por las que alguien solicita información: Sobre la vida de otros, sobre últimos acontecimientos, estado del tiempo, indicaciones de trámites, etc. Generalmente nos inquieta lo que nos sirve. Los interrogantes se usan para obtener conocimientos, aclarar ideas y ampliar saberes pero no nos educan para cuestionar ni estamos disponibles o preparados para resolver las dudas de los demás; entonces qué pasa cuando de repente empezamos a utilizar el ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?, y lo hacemos repetidamente en una conversación. Si somos quienes las formulamos obtendremos la misma reacción que probablemente daríamos al estar en el lado contrario. Por ejemplo: Si alguien te cuenta que su tía encontró una nueva receta de tártara, que la hizo el domingo pasado y tu preguntas ¿Qué llevaba?, tal vez piense que te gustaría prepararla también y si lo sabe, te dará los ingredientes. Pero si preguntas ¿Por qué hizo la tártara? Puede responder: -Porque le gusta, y si dices: ¿Por qué le gusta? Estarás preguntando más de lo normal. Seguramente esa persona, como todos, tiene un límite. En algún punto de la conversación se cansará, creerá que te estás burlando, que haces preguntas extrañas, que te interesa lo que no debería o que es un juego.

Es una costumbre “fingir prudencia” o tener una actitud de “hay cosas que no me importan” y es común que suframos de impaciencia y pereza ante las formas de dar y obtener explicaciones.

Seria agradable que cambiáramos de percepción. El interés no siempre es chisme, ninguna información es totalmente inservible, no existe verdades absolutas y contribuir a aclarar las inquietudes ajenas no nos quita tanto tiempo.